Un
día como hoy, es asesinado nuestro compañero, hermano y amigo Martín
Hernández. Una victima más de los crímenes de lesa humanidad y de la violación
sistemática a los derechos humanos que han perpetrado el estado Colombiano y
sus estructuras paramilitares.
Martín
era un joven soñador, un luchador aguerrido y amante indiscutible de la paz. El
amor a su pueblo, lo llevó a dirigir procesos organizativos de carácter
barrial y estudiantil, destacándolo siempre por su solidaridad y entrega hacía
los demás. Su paso por los pasillos y salones de la universidad, contagiaron a
muchos con su entusiasmo y ánimos de lucha. Su muerte a manos de grupos
paramilitares, es parte de un proceso de persecución política contra los
que se niegan a vivir bajo la opresión y las injusticias del gobierno nacional,
contra los que apuestan a la paz con justicia social. No queda duda de que Las
balas que mataron a Martín, están hechas del mismo odio que las rejas, donde se
encierran los sueños de nuestros compañeros Jorge Eliecer Gaitán, Omar Marín,
Carlos Lugo y Francisco Toloza, encarcelados injustamente por atreverse a soñar
un país distinto. La falta de garantías, no ha logrado acallar las voces de
protesta de todo el pueblo colombiano. La ausencia de Martín, nos hace trabajar
aun más por el país que él y muchos jóvenes, hemos soñado a pesar de la
persecución y estigmatización que existe contra todos nosotros.
Estamos
convencidos de que soñar no es un delito y los que mueren por la vida, no
pueden llamarse muertos. La memoria de Martín sigue intacta en la mente de
todos y todas, su corazón seguirá latiendo con cada grito de rebeldía e
indignación hasta que veamos cumplidos todos nuestros sueños.
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