La cuestión agraria abarca múltiples problemas que
surgen desde las distintas maneras en que los seres humanos se relacionan con
el ambiente y entre sí, ubicados o relacionados con escenarios rurales.
Concentración y despojo de la tierra; desplazamiento forzado, marginación y pobreza
de la población rural; crisis alimentaria, depredación de ecosistemas frágiles,
son temas comunes que se tienen en cuenta al abordar dicho debate, y que sirven
de camino para quien no está familiarizado con esta cuestión.
Con el fin de dar una introducción a algunos temas
de la cuestión agraria, este texto se propone exponer una entrada desde la
economía política de la tierra, que consiste en el contraste de dos posiciones,
expuestas brevemente, respecto a la manera en que se forma el espacio rural.
Territorio,
fertilidad, población, tecnología y conflicto.
La explicación de los fenómenos antes descritos pasa
necesariamente por la discusión acerca del origen de las distintas formas de
uso y apropiación a la tierra. En otras palabras, la manera en que las
sociedades se relacionan con ella, la respuesta a la pregunta por el origen de los
derechos de propiedad territorial.
Desde un enfoque tradicional de la economía, tomando
a David Ricardo como referente (Ricardo, 1993) , se considera que el
acceso a la tierra se da a través de derechos de propiedad individual por la
relación entre escasez y crecimiento poblacional que condiciona la apropiación
de la tierra. Es decir, cada vez que aumenta la población la tierra se vuelve
más escaza. Al quedar menos lotes disponibles conforme vaya creciendo la
población, se da naturalmente en el desarrollo de cualquier sociedad una apropiación
individual de la tierra. Es decir, hay una relación directa, natural, a-histórica
entre población y escasez, la propiedad privada sobre la tierra es un fenómeno
inevitable.
Se propone desde éste paradigma, que la distribución
de dicho bien escaso, se realiza más eficientemente mediante mecanismos de mercado:
una vez estén clarificados los derechos de propiedad, estos pueden ser
intercambiables y si son sometidos al libre juego de la oferta y la demanda la
tierra quedará en manos de los agentes más productivos. Justificándose también
desde este modelo el cobro de la renta sobre la tierra por parte del
terrateniente, ya que entre más escaza la tierra, mayor valor tendrán las de
primera categoría según su fertilidad y así sucesivamente.
Es importante tener en cuenta esta perspectiva, ya
que no ha muerto en los escritos de los economistas clásicos y hoy en día
conserva plena vigencia en las políticas económicas recomendadas por los entes
multilaterales para los “países en desarrollo”.
Podemos rescatar de la exposición de la visión
clásica tres fenómenos o problemas importantes para considerar como condiciones
del problema de la apropiación de la tierra: la “fertilidad” de ella, la
apropiación y el uso dependerán de las cualidades biológicas la tierra; la “densidad
poblacional”, el tamaño de la comunidad que la apropie; y la territorialidad de
dicha apropiación, o en otras palabras, la disponibilidad espacial de ella.
Desde perspectivas heterodoxas de le economía no
resulta válido dicho esquema. La economista Ester Boserup anotaba en sus viajes
por la India (Mathieu, 2010) , cómo existían grandes extensiones de
tierra poco aprovechadas, ¿está la tierra superpoblada? ¿Fallaban las
predicciones de que el juego libre de la oferta y la demanda repartían la
tierra a quien era más productivo? No se redistribuye la tierra, ni se usa
adecuadamente.
Nuestra autora en sus investigaciones (Boserup, 1965) se preocupó por desentrañar las
consecuencias sobre los derechos sobre la propiedad de la tierra, en el proceso
histórico del desarrollo agrario. Según ella, no existe tierra libre: desde
las primeras comunidades humanas, se
puede hablar de derechos sobre la tierra. La tecnología de quema y roza, usada
en los sistemas de barbecho[2]
largo, requiere mucho territorio, es un sistema extensivo, por lo que una
comunidad proyectaba sus derechos a todo terreno y pedazo de bosque que
requería para ir rotando cultivos conforme se quemaban o talaban bosques para
recuperar las propiedades de un suelo. La creciente densidad poblacional y el
contacto entre comunidades, significó conflictos en cuanto a las grandes
extensiones de territorio sobre los cuáles se asumían propios de cada
comunidad, fenómeno que llevó a la determinación de distintos tipos de tenencia
de la tierra. Esta tesis refuta la idea de los economistas clásicos, como la
visión de David Ricardo antes descrita, según la cual la propiedad privada era
consecuencia natural del desarrollo de las sociedades, asumiendo que en un
principio la tierra era libre y se fue formando la propiedad privada conforme
se ocupaban las “mejores” tierras y ésta se volvía escasa. A medida que se
aumenta la población cambia el sistema agrario y la manera como se usa la
tierra, se pasa de sistemas de barbecho largo y forestal, a periodos cortos,
hasta llegar a la explotación intensiva de la tierra, sin periodo de barbecho.
De esta perspectiva podemos ver cómo hay una
condición importante que hay que tener en cuenta: la tecnología, cómo se
relaciona el ser humano con la tierra desde su proceso de trabajo, de
producción. Podemos ver cómo la “fertilidad” y la “densidad poblacional” no son
condiciones absolutas, sino relativas a la tecnología con que se usa la tierra
y por supuesto a la relación entre seres humanos y su territorio. La propiedad
aparece antes de que se presente la “escasez” de la que habla el enfoque
tradicional. Es decir nunca ha habido “tierra libre”, el acceso a la tierra no
estuvo desprovisto de obstáculos allí donde había comunidades y sociedades apropiándose
de la tierra. Por ello hay que poner especial atención en las maneras en que se
relacionaron distintos grupos humanos, y cómo sortearon dichos obstáculos.
Anota Boserup que allí donde hubo relaciones de exclusión y dominación
surgieron formas de tributación y apropiación servil de la mano de obra,
mientras que en los lugares donde hubo relaciones de reconocimiento y
participación se entablaron relaciones de negociación y reciprocidad.
Podemos concluir que el origen de la propiedad
privada en la tierra, no es “natural” ni “ahistórico”, tiene que ver con cómo se desarrollaron históricamente las
distintas sociedades entre sí, es decir, se debe buscar en la historia los
conflictos entre los diferentes grupos humanos por el uso y la apropiación de
la tierra.
Esta perspectiva heterodoxa, presentada a manera de
relato abstracto, puede hallar asidero en estudios empíricos e históricamente
concretos. Si echamos mano de estudios históricos realizados sobre lo que
llaman “sistemas agrarios” de América Latina antes de la Conquista (Chonchol, 1994) podemos observar
cómo en los antiguos pueblos americanos habían formas propias de apropiación y
uso del territorio: cooperativas agrícolas como los ayllu y los calpulli,
tecnología de quema y roza, los cultivos anfibios Aztecas o chinampas, el
cultivo en terrazas combinada con rotación de cosechas por los pisos térmicos
andinos, etc.[3]
Sospechas.
Colombia ha atravesado una historia compartida con
los demás países latinoamericanos, y si se quiere, una experiencia similar a
los demás países de los continentes del “Tercer Mundo”. El choque de civilizaciones,
la disyuntiva que se formó por el encuentro de distintas maneras de ver el
mundo, pero sobre todo, distintas formas de producir la vida.
En Colombia dicho proceso se cristalizó en el
conflicto entre la economía mercantilista colonial española, centrada en la
extracción de minerales preciosos y las distintas formas de producción indígena
presentes en el territorio (Fals Borda, 1975) , teniendo como consecuencia la
subyugación de los pueblos, incluyendo a los esclavos africanos, a la
extracción minera y el abastecimiento de las poblaciones coloniales; proceso
que con la independencia y la llegada de los primeros procesos que fueron gestando
el surgimiento del capitalismo en Colombia, fue cambiando, dinamizándose.
Sin embargo, en este punto nos detenemos. La
intensión de éste texto no es ofrecer claridades, sino ofrecer curiosidad,
zozobra, sospecha. Sólo nos queda dejar algunas interrogantes. ¿Cómo ha sido
ese proceso histórico de apropiación y uso de la tierra en Colombia? ¿Cuáles
sectores sociales son los protagonistas de dicho proceso? ¿Qué caminos
tecnológicos siguen? ¿Qué
producen? ¿Para quién?
Bibliografía
Boserup, E. (1965). The conditions of agricultural
growth. Chicago: Aldine Publishing.
Chonchol, J. (1994). Sistemas agrarios
en América Latina. Chile: Fondo de Cultura Económica.
Fals Borda, O. (1975). Historia de la
cuestión agraria en Colombia. Bogotá: Publicaciones de la rosca.
Mathieu, J. (2010). Ester Boserup:
Naturaleza y cultura en los procesos de desarrollo. Población y Sociedad. No
17 , 81-94.
Ricardo, D. (1993). Principios de
economía política y tributación. I Obras y correspondencia, volumen 1.
Bogotá: Fondo de Cultura Económica Ltda.
Wolf, E. R. (1971). Los campesinos.
Barcelona: Labor S. A.
[1] Estas son reflexiones hechas a partir
de la cátedra La dimensión espacial del Capital con el Profesor William
Chavarro Rojas.
[2]
Período en que se deja descansar la tierra para que recobre sus
nutrientes, su “fertilidad”. Para estudios más precisos sobre los sistemas de
barbecho ver (Boserup, 1965) (Wolf, 1971)
[3] Hay que recordar que no todo tiempo
pasado fue mejor. Estos son ejemplos que dan cuenta de la complejidad de la
relación entre seres humanos y tierra, pero que deben ser analizados
detenidamente y no como un culto a las formas pretéritas.
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